Y todo a media luz

Anoche se cortó la luz en la calle y en las casas hubo tensión baja. Resulta que hay un temporal muy fuerte en estos días, con lluvias de todo tipo, con rachas de vientos y extrañas combinaciones de luces, sombras y nubes en el cielo. Lluvias de todo tipo son aquellas como las de Forrest Gump, de todas direcciones, consistencias y estadios del H20: on the rocks, granizado spray, pelotita de tergopol, etc.

Desde que llegué a Irlanda me acostumbre a no escuchar truenos y a no vivir cortes de luz. Lo primero es debido a las particularidades climáticas y lo segundo a la astucia humana: la gran mayoría del cableado es subterráneo, avivada que recomiendo a la EPE en Santa Fé.

Por eso me llamó la atención escuchar dos truenos pal lado del barrio del Roberto (mividaesunsafari.blogspot.com) y después ver a Galway a oscuras al menos en el alumbrado público. Así que siguiendo un comportamiento aprendido en mis años mozos, me muní de linterna y velas perfumadas a falta de las infalibles "Rancheras", vela gauchita si las hay. Pero la cosa no pasó a mayores, nada más me ví obligado a desenchufar la computadora y reencontrarme con el silencio y un libro.

Eso duró una hora más o menos.

Y no seré yo el primero que lo diga, pero qué cosa más impresionante que son los libros. No tienen enchufes,ni pilas, ni pedales ni manijas. El tipo está ahí, olvidado, inerte, con un florero arriba y viene uno, lo abre, se encuentra con un mundo, una historia, un conflicto, un universo ahí desenrollándose a la velocidad que uno quiera, y después, cuando necesario, cerrás todo de un portazo y te vas al baño.

No entiendo el concepto de libro electrónico,no tiene las misma utilidad ni de lejos; esa precariedad de lo electrónico que te hace poner un Ipod de sombrero cuando se te rompe el cargador....

Y bueno, el otro día me compre 10 libro por 10 peso, un poco impulsado por el ejemplo de Ana (anavinet.blogspot.com) y otro poco por la culpa y otro por la increíble oferta, señora, que incluye: "El principuto", "Peter, el pan", "Cuentos de Rudyard Plin-plin", "De Fábula, Esopo", "El Martínez de Oz" y otros selectos y encogidos volúmenes orientados al joven público y, como si esto fuera poco, en la expansiva pero noble lengua de la rubia Envión, como para darle más sofisticaciónal asunto. Los compré en una juguetería, lugar más que improbable para encontrar un libro hoy día, entre tanto plástico, pila y colorete.

Al final, anoche, luego de frotarme el mentón debatido entre la duda, me decidí por el de "Cuentos de Rudyard Kipling".

Dos palabras: PEC TACULAR.

Ojalá que se corte la luz más seguido.