El largo camino a casa

Hola.
Gracias por los comentarios y por seguir leyendo.
Ante todo aclaro que no voy a cerrar al blog sino que no estaré actualizándolo tanto como antes o como debiera o quisiera. Estos últimos días me dí un gusto antes de partir para Argentina y no tuve contacto ni con TV ni con internet, lo cual es altamente recomendable de hacer de vez en cuando. Por dos días me olvidé de todo y me hizo bien.
Acá dejo unas fotos.
Ojalá todo el mundo pudiera recorrer el mundo. Ojalá cambien muchas cosas. Y yo soy tan afortunado de estar vivo y siento tanta culpa que doy asco.
Pero quién me quita lo bailao.
Lo más raro fué ver bailar tango en la plaza San Marcos y piantar un lagrimón justamente por esa música que tanto odiaba los domingos por la tarde después del fútbol. Ojalá pudiera bailarlo.
Saludos cordiales y hasta dentro de un tiempito.








Esto es el acabóse

Así es, no creo que tenga tiempo ya de escribir nada más...interesante. Mañana ya empezamos la vuelta a casa por unos tres meses y por una semana no tendré acceso informático como corresponde.
Dejo algunas fotos que saqué en estos días y prometo leer vuestros blogs cuando pueda.
Mucha suerte, gracias por la compañia, ha sido siempre un placer saberse leído y haber leído.

Y como dijo un tío loco, vamos a dormir que la visita se quiere ir.












El amor

Lo pongo porque me causó.


Sad But Funny.... - video powered by Metacafe

La montaña visible

Hoy es un día de clima y luz cambiante y sucesos atípicos.
Hace unos meses atrás publiqué este post sobre la montaña "invisible" que a veces veo desde la ventana de la oficina. Hoy apareció así, como una imagen en miniatura y borrosa del monte Fuji.




Parece que la nieve que generalmente cae en la zona de Connemara llegó temprano este año, y justo a tiempo para dejarme ver algo. Como a todo argentino de las pampas y otras areas sub-tropicales (?) siento atracción por la nieve, sea la cantidad que sea y sin importar lo ridículo que queda siempre iré a plantar mis patas o empezar una guerra de bolas de nieve. Será por la nieve del 73.

Todo es atípico hoy ciertamente, hasta nos quedamos sin té en la cantina de la empresa! Es un hecho catastrófrico aunque no lo parezca, yo creo que se deben tomar unas 300 tazas de té por día y hasta me quedo corto.
Enseguida se organizó una partida de caza y apareció un cargamento de la preciada hierba. Por un momento pensé que se iban a tirar como lemmings por una de las ventanas.

Otros viajeros ya lo habrán notado pero estas gentes (y sus primos británicos) acompañan todo tipo de comida y de momento con té, es realmente algo adorable. El té rellena todos los huecos y momentos, tiempos muertos y de disfrute. Va más allá del ritual o de una moda, es una forma más de comunicación y acercamiento, como el mate pero sin chupar del mismo fierrito que tanto molesta a los bárbaros y otros pueblos incivilizaos.
Siempre trato de aceptar una invitación o de elogiar esta costumbre porque es simple, sencilla y hasta humilde y en ese momento creo que una barrera se levanta, o se baja, según se vea, para dejar pasar el tren del entendimiento.
Un minuto nomás.

The black stuff

El cónsul honario decía que cada hombre tiene una medida.
Dos pintas.






Estornino/starling

Los estorninos son unos pajaros bastante inteligentes que en invierno especialmente se juntan en bandadas que no se dejan fotografiar en todo su esplendor cuando se posan en el balcón de uno.
Les atraen los objetos brillantes y se ha sabido de estorninos que se meten en máquinas expendedoras para sacar monedas y llevarlas a sus nidos.
En todo caso son animales que se han adaptado a los ambientes humanos y ponen algo de su verde y de su paso animado en los estacionamientos mientras comen los bichitos pegados a los radiadores.
Hasta ahora no he podido escuchar ningún sonido pero se dice que son capaces de imitar el canto de otros pájaros y hasta el sonido de las alarmas....tal vez si abriera la ventana...





Agua con tieya

Hace cinco años atrás, justo para estas fechas, apenas llegados a Dublin un amigo rosarino me invitó a jugar al fútbol en un parque del sur al lado de las vías del DART, que es un tren que recorre la ciudad de norte a sur y viceversa siguiendo la costa y es más pintoresco que efectivo.
No tenía nada mejor que hacer y era una oportunidad de sacudir el mondongo y de, tal vez, hacer relaciones con los locales y, erroneamente pensaba, me ayudara a conseguir trabajo.
Como siempre toda actividad deportiva me sorprende sin equipamiento y fuera de forma, así que tuve que comprarme un par de botines al ser los partidos sobre pasto. Conseguí unos Umbro muy buenos en oferta y alla fuí. Jugué un par de fines de semana y en el primer encuentro casi me mato cuando resbalé sobre una vereda de macadam helado.
Jugué bajo la lluvia fría frente al mar bajo rachas de agua nieve y con bufanda mientras los nativos corrian en cueros y con resaca y me pasaban como avioncitos, robotitos a cuerda.
No saben cómo caminan y corren los irlandeses. Debe ser algo genético típico de este pueblo pálido como la luna; caminan, hasta los más viejos, con un paso acelerado de muñequito a resortes. No soy el primero que lo dice, ya varios lo han notado sin necesidad de que los alumbrara sobre tal cosa. Y corren, corren, corren, como el conejito de Duracell. Qué se yo, son así, en su defensa puedo decir que los argentinos e italianos muy por el contrario andan por las calles como si les pesara el alma, lentos como babosa jubilada.

Entonces, decía, un día tuve que colgar los botines porque había encontrado trabajo y tuve que mudarme a la otra punta, al norte. En realidad no los colgué, los metí en una caja así como estaban todos llenos de barro y me olvidé.
Hoy, siguiendo con el proceso arqueológico de mudanza me sorprendí al encontrar una mochila y adentro una caja destartalada. Y ahí estaban los susodichos empastados de barro reseco, duros como perro e yeso, las lenguetas exhaustas, la forma inconfundible del calzado más popular de todos los tiempos después de la chancleta y las Flechas de lona.

Los lavé con todo cuidado y los dejé en el balcón, no tanto para que se sequen sino para que se reencuentren con la misma llovizna salina de la noche y condensen con la escarcha sus sueños de potrero. Los que nunca tuve.

Escritos encontrados o la arqueología del horror

No existe una verdad detrás de cada cosa que sucede. Existen algunas cosas que son verdaderas, pero son alterables y existen otras cosas que son verdaderas y explicables. Además existen las otras cosas, que son como la fachada de una casa falsa. Estas son abundantes y tal es la cantidad de esta abundancia que todo lo demás parece insignificante.
Lo que hay detrás de la fachada no tiene límites, así la imagen de la fachada pierde todo valor y para que aquel que ingrese por cualquiera de las puertas que están contenidas en esta alegoría solo le resta sufrir intensas penurias.

De tal manera, existen dos opciones básicas. La una es permanecer observando las fachadas con total interés y la otra es sufrir en carne estas penurias. Extrañamente, los espacios entre hileras de casas se encuentran despobladas, salvo contadas excepciones.
Es de suponer que el resto de nosotros, afortunadamente, posee cierta inclinación hacia lo inasible. Y, aunque esto duela y solo garantice soledad y desazón, existe una legión de seres marchando a tientas hacia el improbable patio trasero de la realidad tangible.
Muchos esperan encontrar un cuadrado de césped oloroso y fresco. En otros casos (y hay infinitos gustos) se espera encontrar una salida que desemboque en otra acera, en otra línea de fachadas enfrentadas, con la franca ilusión de tener la posibilidad de colarse por otra puerta y recomenzar la exploración de los numerosos cuartos de diversas formas y así, otra vez, ver la luz del sol entrando por los cristales de la puerta del fondo o, como muchos prefieren, tenderse a dsifrutar una deliciosa siesta sobre el improbable césped.


Si usted ha llegado hasta acá lo felicito. Y le explico, para que no duela tanto.
Mudarse tiene ese yenesepá que yo qué sé. Es una oportunidad para limpiar, deshacerse de lo viejo, de lo ya inútil y de quemar viejas barcarolas, asombrarse ante las fotos y darse cuenta que uno ya no es el mismo, no solo en la efigie y en las dobles papadas del exito culinario sino en la manera de haber escrito esa cosa que tenemos entre manos, en un papel de fotocopias oxidado. Ese no era yo, no fué mi cerebro, imposible, no, no, no, yo no lo escribí. Pero cuando uno firma, se condena.



Y retumba la tormenta
sobre el prado
entre dos colinas
el trigo rubio se sacude
como una mujer consternada

por el sexo inesperado
en la mañana.

Los fresnos se doblan como arcos

el arroyo se deprime
en su volúmen

de mercurio verde.

Asoma un sol entre
los nubarrones

mal formados,

la tierra se levanta
escrita por el agua.
Es una siesta de ámbar en el campo.

Como no tengo nada para contar

Posteo fotos. Total.

Arból

Perro del Spar

Gaviotas en fila

Gaviotas

Uno, dos, tres, probando

Llegó mi nueva cámara. La calidad no me voló los pelos de la nuca pero no está nada mal. Es que la anterior había dejado el listón muy alto y la quiero mucho, así que iba a ser difícil de reemplazar de todos modos. Sin embargo, es un objeto hermoso y delicado y escucho su ronroneo y como un reloj recién regalado me acabo de ofrecer un universo frágil que cuelga de mi mano.
Ese pequeño primitivo animista que llevo dentro.

La foto es de una pintura que hay en nuestro departamento que seguramente pintó la inquilina anterior a quien le gustaba mucho el color rojo al parecer por los objetos que hemos encontrado.
Es imposible no verlo al bajar las escaleras para salir a la calle. En verano no le presto mucha atención, con esa familiar invisibilidad que adoptan los objetos o las personas cotidianas, pero en invierno me detengo por un segundo y con la vista absorvo las ondas de esos soles de artificio, el calor de los rojos y bermejos y si acaso apoyara las manos con descuida podria llegar a quemarlas con la lava de ese mundo. Inframundo de rojos, un verano de mano mediocre.

Rosario (pequeña fantasía infundada)

Vivir en una ciudad es como llegar a una casa de paredes sucias iluminada con tubos fluorescentes adonde un padre ausente atormenta a una madre sorda.
Los hombres que llegaron de las praderas encontraron un techo, ya no miran el cielo y aún cuando llueve todo se inunda con agua sucia adonde ni las ranas cantan. Sólo estaban buscando paredes.
Las manos están ociosas y para moverse de un lado a otro toda distancia es demasiado larga, si llueve se suspende, el pan se compra a otros, todo se vende a terceros, no hay mentes simples sólo un plan artero, las bicicletas sin cromado van a fabricarse bien temprano, de madrugada.
Hasta los niños se combaten como adultos y hablan de irse o de quedarse y ya ni duermen. Pero los jovenes no duermen y los viejos se levantan tan temprano (qué hacen?) y los que guardan viejos vicios se comen sus tomates.
Estábamos incómodos, venimos de la guerra, somos pobres, hay lobos, los días eran cortos, sabemos inventar belleza y nuestras hijas tienen ojos grandes (ya vimos).
De todo menos la noche.


Luciano en su tinta

La simplicidad de la música.


Apuntes salteaditos

Sabía que esto ocurría en Irlanda pero no lo había visto jamás. Hace unas semanas apareció un lago donde antes sólo había campo. Lo veo ahora por la ventana y a veces tiene más o menos agua; depende de las lluvias. Es increíble.

Me debo la foto pero me da verguenza salir al balcón adonde van los fumadores y ponerme a sacar fotos de algo que a los nativos les importa un pito.
A veces un lago desaparece de golpe y queda un cráter pálido.
Ayer empezó el invierno porque hizo menos de 10 grados y esta mañana fue la primera "helada" y tuve que echarle agua tibia al auto; a las 5 de la tarde ya el sol estaba detrás de el Burren, tan al sur que molesta. Empezó de golpe. Antes de ayer era otro mundo y el aire no olía a turba recién quemada.
Eso si, la Navidad hace rato que está en venta toda mezclada con Halloween y la verdad que asusta.
Tengo que ir a ver una película que se llama La cola del Tigre (The Tiger's tail) que se centra en las consecuencias negativas del capitalismo en la nueva y rica Irlanda, auqneu contado a través de una historia de hermanos separados. Hoy escuché al director hablando en la radio en un programa adonde el periodista es muy incisivo al punto que ya molesta, tipo Lanata en sus mejores momentos. Bueno, el tipo decía que el capitalismo es capaz de generar bienestar pero al mismo tiempo desigualdad y frustración. No es algo nuevo, creo que se dice hace rato en Argentina desde los tiempos de la rata, pero escucharlo acá cada vez más es raro. It gives me the creeps. Me se pone la piel de gallina.
Pero así como confío en la infinita bondad y sabiduría de mis compatriotas confío en el profundo sentido común de este pueblo simpático, antiguo, sabio y sufrido.
En todo caso, ya llegará el meteorito que nos borre de la faz de esta tierra.

Ah, Oaxaca.

Actualizado!


He actualizado el blog de "cocina".

Buen provecho.