Una idea.

Se me había ocurrido una idea la mar de interesante. Siempre quise escribir "la mar de...." porque en el fondo soy un tipo rebuscado que se quiere hacer el interesante para que la gente se arrime como a esos bares que de afuera prometen y después terminan teniendo naftalina en el mingitorio y botellas de Fernet todas chorreadas en el pico y la etiqueta, como cualquier fonda de barrio de terminal de ómnibus o de tren, si usted habita en Capital.
Así se tienden las trampas humanas, te hacés el interesante, se arrima uno, zas, al saco, después le jodés la vida todo el día, todos los días, que vamos al club, hacete una pastafrola, vamos a un asado a lo de un amigo con bigotes, qué bien le queda ese escote a tu mujer, pasame a buscar no seas garca, conocés a alguien en Tribunales? La paciencia de la gente no tiene límites, gracias al sol.
Así que "la mar de" atrae gente que dice qué bien describe este cribe, pará que lo me lo bookmarqueo y así lo tengo presentemente constante en mi escritorio como un pisapapeles, mi amigo favorito.
Pero cuando ya no sos el favorito, ay cómo duele. Qué estás en el club con quién? Cosas así. Duele, no me lo nieguen. O llegás al Zapato en Córdoba y justo te encontrás con ese tipo y te ves forzado, nobleza obliga, a espetarle sin remilgos: "pero si me dijiste que esta año no se iban a ningún lado, y te encuentro acá en Los Cocos!". Qué dolor ahí en la boca del estómago. Eso es un voto no positivo de parte de tu amigo.
Ahora tampoco me pidan que cuide una amistad porque lleva mucho trabajo. Las mejores amistades son esas cuando volvés a verte después de cinco años y todo sigue igual, nada de reproches, nada de rencores por una tarjeta no envíada, por una llamada por el día del amigo, por un funeral no asistido, por una quiebra inexorable. Esas amistades en las cuales podés decir sin miedo después de tanto tiempo "che, vos tenías el libro de gimnasia de Jane Fonda? Me lo llevó." Pero sí, llevateló si ya ni la foto de Jane haciendo la carretilla me calienta.
Esas amistades son las más difíciles de conseguir, pero cuando se consiguen son como un puente inoxidable entre dos mundos de Nunca Jamás adonde el tiempo ni se arrima y todo es risa, hidromiel, fiesta en los campos elíseos. Pero no es eso. No es así, no es que por naturaleza todo sea un mundo fantástico, mágico e irreal. Esos mundos se mantienen gracias al trabajo incesante de un poder casi divino que trabaja tras bambalinas o como un duende remendón que no por verse menos no se cansa o se transpira. O como una expendedora de gaseosas.
Esos mundos, esa tolerancia existen porque hay un interés en que así suceda. El tipo que no te ve en cinco años está tan contento de verte que te deja, de golpe, hacer las mil y unas con efecto retroactivo. Y la cosa es mutua, o andaríamos todos a los tiros.

Me olvidé la idea la mar de interesante.