Los autos se comen a los perros

Parecía que iba a ser un día mágico. Salí a caminar, el viento había cambiado y soplaba desde el este, algo totalmente inadecuado y extrañamente diverso porque la dirección sur en todas sus variantes es la que predomina.
El cielo todavía era violeta antes del falso amanecer. Allá adelante detrás de un terraplén del parque industrial vecino se asomó una figura terrible, algo instintivo se activó en las capas más profundas de mis circunvoluciones cerebrales y casi detuve la marcha. El lobo blanco me miraba y me esperaba, arqueó el cuello y se le erizaron los pelos, yo desvié la mirada. Cuando pasé a su lado su cabeza estaba más alta que la mia, a mi derecha y sólo a un par de metros. Escuché que bajaba y pisaba el cemento de la vereda. Se puso a caminar a mi lado y noté de pronto la cara de cachorrón abandonado, las patas esponjosas y torpes, una bestia enorme con un cerebro muerto de miedo y soledad. Caminamos juntos como dos cazadores en la madrugada, con esa mutua y confortable confianza prehistórica. Pensé dar media vuelta y volver a casa, dejarlo en el patio y adoptarlo pero cuando me detuve escapó, cruzó la avenida muy imprudentemente y desapareció.
El resto del día fué muy raro, con un viento muy fuerte y de dirección desacostumbrada el edificio aullaba literalmente y con cada ráfaga nos interrumpía y mirábamos por la ventana buscando alguna bestia fantástica. Somos todos adultos y sensatos, pero hay algo tan perturbador en los aullidos del viento que nadie dejó de achacarle una causa menos física. Alguien dijo que era una banshee y que tuviéramos cuidado que se anunciaba la muerte de alguno de los presentes. Es raro que los irlandeses hablen de cuestiones folklóricas, mitos y leyendas. A veces lo hacen, pero para burlárse de los turistas y entusiastas que buscan leprechauns y hadas. Pero como toda corriente subterránea es potente y antigua y por momentos fluye hacia la superficie a borbotones, moja la aridez escéptica y desaparece. Por eso alguien mencionó a la banshee y su sonrisa fué endeble.
Nadie se murió, por lo menos ninguno de los presentes y el viento no ha vuelto a soplar desde el este. Al lobo blanco lo vi una sola vez corriendo imprudentemente detrás de un ciclista y no pude detenerme y llevarlo porque esta vez iba en el auto y el tráfico de los que vuelven no es amistoso.
Hasta esta mañana que lo encontré durmiendo entre las zarzamoras al costado de la avenida. Paré el auto, bajé y lo llamé con un chiflido tambien primitivo y contento. No se movió. Me acerqué y entonces me di cuenta de la herida profunda, violenta y negra en el costado atrás de las costillas.

10 comentarios:

daniela dijo...

ya te irás acostumbrando a ser como ellos...intuirás la magia, la vas a respirar y, tal vez, la podrás palpar...con todo eso, para qué las palabras...

buen finde!!!!
(espero relatos de navidad, eh?)

Anónimo dijo...

Flavia, pero si este es como un cuento de navidad!
Luciano, colmillo blanco te dicen :-)
Este es uno de los mejores post que he leído en mi vuelta a bloglines, sino el mejor.
Anoche me avisaron, la banshee sopló para este lado, se murió mi perro en Neuquén. Saludos.

amelche dijo...

Tremendo relato, si fuera la dueña de una revista literaria, te lo publicaba ya y te contrataba para seguir escribiendo. Pero la banshee que no venga más, por favor.

Porteños en Ginebra dijo...

Muy triste el relato. Y muy bien escrito. Un abrazo

Galo dijo...

Los perros imprudentes al final aparecieron, iban al volante.
Queremos ver en el paladar obrero las recetas de lo que prepares en estas fiestas.

Anónimo dijo...

Yo no fui. El perro que agarre era mas petiso y oscuro. Y sobrevivio el cretino.

Luciano dijo...

Flavia: espero tener experencias para relatar, si no se hace muy aburrido :) Felicidades.

Venusina: le faltó la rendención al relato y hubiera sido 100% navideño.
Colmillo me dicen...:)
Lo siento por lo de tu perro, es muy triste. :(

Amelche: Gracias, me halaga usted :) Que esperás para hacer la revista?

Spindoctor: muy triste y lo peor es que es cierto.
Gracias.

Galo: tengo una receta para El Paladar Obrero, pero sera para el dia miercoles. Saludos a los dos, gracias a Larissa por la receta de los panqueques rusos.

Lord: vamos a ver como está el auto, si está más quebrado es que fuiste vos.

Anónimo dijo...

Suelo no creer en el Infierno, salvo cuando pienso que debe haber un lugar apropiado para los que maltratan o abandonan a los animales.
Felices fiestas para todos.
Jorge de Mardel

Menta Ligera dijo...

Hermoso y triste... Acabo de ver los ojos llorosos de mi perro y sus "patas esponjosas" que dejan huellas de barro por toda la casa y no tengo coraje para retarlo. Hoy no.

María Inés A.E. dijo...

que historia!!!es muy triste...
que bueno poder contar algo tan bien!!me gusto mucho leerla.
felices fiestas!!