De fin de año.

Para distinguir el sueño de la vigilia basta con soñar involuntariamente con una abundante nevada, antes de moverse hacia un ámbito más calido intentar comprobar si todos los cristales son de hecho diferentes entre sí. En un sueño no lo son, se repiten cinco o tal vez siete formas básicas ilustradas hasta el hartazgo en ciertos de artículos impresos. Lo mismo con un plato de arroz, es el mismo grano superpuesto, tal vez con suerte se interponga un grano agujereado y perlado mezclado con el resto. Lo mismo con las pecas sobre los hombros de una mujer, lo mismo con las manchas del leopardo de lengua áspera que nos acaricia la palma de la mano, o los pasajeros de un colectivo atestado que ya hemos visto cientos de veces o son los mismos del día de aquel trámite abortado porque todas las páginas eran las mismas y nos faltaba el sellado.
La única forma de abrir los ojos a la vigilia es prestar atención a los detalles, a las palabras que usamos, si nos repetimos, si nos condicionamos a escribir en círculos, sin detalle, si nos repetimos, si nos reiteramos y abusamos, si nos faltan las palabras para describir y nos condicionamos y volvemos a decir lo mismo en un alfabeto sin vocales basado en las formas de cinco formas conocidas de cristales de nieve que cae involuntaria sobre la ventana.

2 comentarios:

gaby, desde bélgica dijo...

Nuevo Feliz para Año ustedes Prospero y todos!!!!

Luciano dijo...

Felix, Felix!