Pelota paleta

1) Estoy leyendo un mono que se llama el libro desnudo y dice que está bien acoplarse con otras monas porque genéticamente estamos diseñados para eso y que las monas se quedaban en casa cuidando las crias mientras los tipos se iban de cacería y que ahora muchas de ellas se suman a la cacería, osea que van a trabajar.
No dice que esté mal, ojo. Bueno, tampoco dice que esté bien lo otro, pero como licencia poética ma pareció acertada.

2) No me gusta confrontar. Es más, el otro día agradecí que la Fragata fuera lo suficientemente ancha como para no tener que tirarme por la borda en mi afán de escaparle a un despojo de ser humano que pulula por estas tierras. Es que no soy yo cuando me enojo.
Igual, decía, no me gusta pero hoy me tuve que ajustar el cinto, arremangar la camisa Giancarlo Furlenghi, peinarme el jopo y confrontar a un tipo grandote al grito de "Soy el hijo de Mate Cocido!!".
Se siente bien a veces. Pero es bueno saber que la verdad está de tu lado.

3) Mi amigo:

Tengo un amigo que no se acuerda de los nombres de la mitad de la gente que ve durante el día, pero ellos se acuerdan muy bien del suyo. Es una clara desventaja que, si fuera por ejemplo una característica genética distintiva como ser una mancha en el pelaje le causaría grandes problemas de adaptación en este medioambiente. Como la polilla blanca sobre la pared negra.

Los llama en su interior y sin ánimos de ofender: el grandote que se come todo el pan, el otro grandote que se come todo el pan, la simpática que no sé por qué me saluda como si yo fuera simpático, la vieja que entra marcando territorio, las inglesas que son las dos iguales, el héroe celta que juega hurling y que no me saluda desde cuando hice ese chiste, el de sistemas que algo sabrá de mi, la de los atributos fiscales, etc.
Hasta ahora no ha pasado mayores verguenzas. Mayores.