El hijo a control remoto.

En las prácticas de fútbol de los domingos hay uno de esos padres que trata al hijo como a un androide a control remoto. Se acomoda en una esquina y empieza a tirar órdenes por lo bajo y el pibe hace todo lo que le piden. Todo resultado es acompañado de una fugaz mirada al rincón del padre para confirmar la aprobación. El pibe no es sucio, ni tramposo, ni violento. Es correcto en todo y tiene una gran habilidad con el balón. Entonces por momentos pienso que tal vez mi hijo se pueda beneficiar de tal estímulo y cuando lo veo papando moscas me tiento de decirle "hijo, mirá la pelotita!". Alguna vez lo he hecho y lo único que recibido ha sido una sonrisa como confirmando que estaba todo en orden y que por favor lo dejara tranquilo.

A veces entre todo el caos de una pelotera de 10 pibitos pateándose las canillas emerge el mío bufando como un perro arrastrando la pelota hasta la red contraria con todo su esfuerzo. A veces no pasa, pero cuando pasa me lo ha narrado así: "Y estaban todos los enemigos alrededor de mio (sic) y yo salí y corrí fuerte y metí el gol con toda mi fuerza."
Y eso es todo, no estoy seguro de cual es la reflexión final excepto que padre con hijo a control remoto por suerte, los domingos, hay uno sólo.




3 comentarios:

amelche dijo...

Bueno, es mejor que padre e hijo tengan personalidades diferentes. Suerte mañana en el partido.

Luciano dijo...

Hola Amelche!
Es mejor no hacerle vivir a un hijo una vida que nosotros no pudimos vivir.

amelche dijo...

Pues sí. Cada uno a lo suyo y según sus gustos y personalidad.