El sueño premonitorio del arquitecto imperial.

El arquitecto del emperador nunca sueña con lo que construirá, su inspiración viene de la vigilia y el trabajo atento. Pero hoy sueña con lo que ha construido y se siente despierto, iluminado por el resplandor violeta de la madrugada.Entiende que el sueño es un mensajero y que tiene que descifrar los símbolos para entender el mensaje. Pero no hay cifrado, el sueño es diáfano y claro, habla con las imágenes mostrando el futuro aceleradamente, en el tiempo de los sueños, y el arquitecto imperial ve todas las obras y sus cimientos, ve levantarse las paredes, ve las secciones de las columnas y sus capiteles apilarse como el juego de un niño de tacto divino, ve llegar las maderas preciosas, las rocas cortadas, los mármoles azulados, los metales en planchas, las manos de los artesanos y los albañiles moldeando la realidad de la materia al antojo de sus caprichos, ve las cúpulas, los tirantes, los nichos, los zócalos, todas las partes de la obra, los nombres ya sin sentido, la disposicón de la planta de acuerdo a la geometría solar, el repicar de los primeros reales pasos inaugurales en los recientos apenas pulidos, los ecos, el trajín, el abandono, el fuego, los terremotos, las invasiones de los bárbaros, la ocupación y la reinauguración, la refundación, el cambio de estilo, la mano de otros arquitecos enanos en comparación con la gloria de su fantasía, la línea inexacta, la destrucción de sucesivas guerras y el abandono de siglos, la dispersión de rocas y ladrillos para completar otras obras mediocres sin sentido, efímeras en comparación. Finalmente se ciega ante el haz de luz traido por la pala del arqueólogo al cual sigue el saqueo, la diáspora por mar hacia remotos museos y el fin de la humanidad, el fin de la Tierra ante la expansión de un sol moribundo y rojo y por fin la nada y el despertar agitado en su cama con un puño que le suelta de golpe, la garganta.
- Maestro - le preguntará más un oficial imperial durante el lacónico desayuno - esperamos su orden para revestir las paredes del nuevo palacio. Usaremos mármol o acaso madera perfumada regia de roble claro?
- Nah, rajá, denlen fino a la cal nomá!



4 comentarios:

Charo Martinez. dijo...

A qué tanto requiebro para hacer las cosas... con un solo puñado de cal en Andalucía... se ha arreglado todo.
ajajajaja

El Gaucho Santillán dijo...

Y si.

Despuès vienen los mongoles y le prenden fuego.

Un abrazo.

Calavera dijo...

Como el Khubilai había soñado su palacio veraniego, como luego Coleridge soñó con el mismo palacio y el que quizás sea su mejor poema, hasta que un vecino le tocó el timbre y le cagó el poema, el sueño, el palacio y la siesta.

Luciano dijo...

Así es, como el sueño del Kan.