Il castrato

1) El gato ha sido castrado, ahora maulla más finito. Cuanta culpa se puede sentir? Mucha.
Si alguien está por hacerlo pregúnteme, en un día aprendí más de gatos que de SQL 2005, de lo cual debería saber cantidad y me hago el turro.
Lo peor es verlo zombi, meandose encima y al mismo tiempo explotando en una bola de velocidad fulgurante de ojos afarolados por la anestesia intentando escapar por esa puerta que no debería haber dejado abierta. Maldito demonio.
Ah, recomiendo usar extracto de raíz de Valeriana para calmar a estos felinos, ya que contiene una feromona que los relaja, pero que no se prendan de la botella que es muy fuerte la cosa esa.

2) Bueno, como el gato está deprimido le pagué una cirugía estética y le pusieron implantes testiculares, le elegí dos bolitas de vidrio así lo escucho venir tintineando.

3) En tanto y en cuanto, en ciudad Rosariótica, yo me pregunto, disfrazado de Batman frente a mi Commodore 64 mientras analizo las fichas de archivillanos conocidos y tomo mate con pajaritos: con calzas, se usan slips o boxers?

4) Este blog pregona el descubrimiento de la verdad o, en su defecto, la ocultación de la mentira, si es que eso tiene algún sentido. He aquí algunas verdades:

- La gente es pava.
- Y pregunta.
- Uno nunca deja de querer cosas, hasta el monje más budista quiere no querer más.
- El territorio de la paciencia limita al norte con la estupidez, al sur con la irracionalidad, al oeste con la intolerancia, al este con el fanatismo y se encuentra sobre un gran yacimiento de pólvora de formación natural; sus habitantes son conocidos por el irresponsable manejo de antorchas.
- La gente es como los porotos, los hay de todos los colores, tamaños y formas, pero en el agua todos se arrugan.
- El buey solo no anda en yunta.
- Y otras muchas verdades en el próximo volumen, disponible en su kiosco amigo a partir de las calendas saturnalias. Pídalo con su magazine amigo.

5) Por último, para rematar esta simbiosis amalgamada de sintagmas, valga la redundancia, les dejo una aclaración que no viene al caso sobre la famosa carta del Jefe Seattle, esa que se encuentra en los posters de la peatonal y en la dietética amiga: LA VERDAD DE LA MELANESA.