Pongamolé

1) Me acusan de un crimen que no cometí, así que escapo, alcanzo a llevarme una bolsa red llena de mandarinas y un destornillador Phillip Lautreac, mango de asta de berabebú ártico.
Sin destino, sin tickets canasta, escapo a la estación de colectivos más cercana, me tomo un micro a Tostado pero me acuerdo que vivo en Irlanda y no tengo ni un pelo de rubio, voy a un bar y me pido un té de manzanilla, voy al baño y me tiño, me blanqueo la cara con un Odex en polvo que encuentro atrás del inodoro y me pongo dos celofanes azules en las córneas. Listo, ya soy rubio, subo al colectivo que a su vez entra en un ferry que va a Bulón-Sur-Mer, el destino final del General, del otro, y desembarco, me miran los de la Sureté división Migrateur y resulta que se me cayó un celofán por el vaivén de las olas del Canal de la Mancha y le digo, mutant, je sui mutant y me deja pasar, total, dice, este va de largo hasta los Pirineos.
Y llego nomás y cruzo, previa compra de boina, una especie de visigodo ficticio retornado sin entrecejo, por un paso ilegal entre las montañas junto a un rebaño de porcinos pata negra y llego a Barcelona, el Nano, el Nano, digo y paso de largo nomás, me robo un yate en la marina y enfilo rumbo al sur, el sur, el único rumbo en el que las particulas de hierro que ingiere un argentino con las vitaminas se orientan, porque siempre se vuelve al sur, aún en la noche mas boreal del mundo.
Ah, y suena la canción que pongo al final en Youtube, nada de tangos, eso es para las tardes tristes de combustión interna.

2) Ponele que te asomás a la ventana con un par de prismáticos, harto de tu vecino que hace cosas raras a cualquier hora de la madruga, y lo ves, a tu vecino, moviendo un par de pasacassetes y un objeto de forma indefinida de un baúl a otro y hablando con dos tipos enormes, rapados, con camperas de cuero negro, fuman los tres, entonces el vecino (que también está rapado) y uno de los skinheads suben a uno de los autos, están dos minutos, salen y se dan la mano, sonríen los tres, entonces los dos rapados suben a un auto y se las toman. El vecino se sube también al tercer auto que ha cambiado en menos de un mes y se vá.
Entonces vas a internet y ponés en una página ad-hoc el número de la chapa del auto de los pelados y resulta que la descripción del vehículo no coincide en lo más mínimo...
Un suponer.