Cuando uno entra en una sala enseguida sabe quienes serán sus amigos. El tipo de lentes que cuenta anécdotas, el que está papando moscas, la minita fulera y esa otra que es un camión pero por eso mismo termine siendo solamente amiga, porque uno sabe a la liga a la que pertenece, el segmento del cual no podrá despegarse uno como un punto que define a esa porción de recta. Uno nace para ser amigo de ciertas minas que otros se llevan, no como una rosa que uno ha cultivado si no como una virgen que uno ha logrado llevar hasta el laberinto y al momento de producirse el sacrificio llegara Teseo, siempre Teseo, tres veces te condeno, ojalá que te fundas.
Y por algún extraño motivo esa gente sabe que uno terminará siendo amigo de ellos. Se relamen. Te abren la puerta y pasás por el living y dejás una casatita o unas masas de supermercado, a lo mejor un vino con buena etiqueta y te parás al lado del asador y va cayendo gente y te hacés el interesante con tus pequeñas aventuras técnicas y tus sueños, porque los sueños cuentan también como símbolo de status, de pelaje, de mediana alcurnia o de indicación de cultura y es bueno comprobar nuestros sueños son también nuestro certificado de buena conducta o nuestras excentricidades y es bueno saberlas perdonadas de antemano.
Quién necesita visitar Estambul cuando ya se sabe las calles de memoria y describe extasiado los aromas del Gran Bazar e invita, total es gratis pero hay que poner un alto precio, si me gano el Quini vamos juntos y nos tomamos un té entre los turcos y otros dirán quiénes son los turcos y los árabes y el mate y los temas de siempre y los chistes y cuando hay confianza da asco y reiremos y miramos las etiquetas de las botellas como si buscáramos algo y estaremos convocando la anécdota ajena, el viaje a Mendoza o la uva chinche del nono de alguien, salamines y quesos al costado de la ruta y un apellido extraño y una gastada cruel permitida y a lo mejor la semana que viene vos hagas algo y prestes un libro y no te importe un cuerno ya que no te lo devuelvan.
Es fácil hacer amigos, pregúnteme cómo!
martes, julio 20, 2010 Perpetrado por Luciano a las 11:43 p.m.
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14 comentarios:
Ah,no. Si no devuelve el libro no es amigo...
NO sé, para mi es todo lo contrario.
Eso te pasa por ir a reuniones.
Yo logrè alejar ese tipo de circunstancias de mi vida, y ahora tengo la biblioteca llena otra vez.
Ni a las cenas de fin de año, voy.
Amigo, tengo uno, y ya es suficiente.
Saludos
¿A usted le gusta el asado? ¿Toma vino sin yelo y cuando hace calor se pone ojotas? Si es así venga, venga que acá hay una silla libre.
Gaucho: cualquier reunión es germen de amistad, es terrible.
Mariano: Si, ese soy yo!
Como...?
Cómo como?
Como guiso de lentejas, con este frìo.
(Y le meto panceta)
Se, panceta con pelos e chancho.
Una vez compré en Segovia un cartel que enmarqué y dice así: "Cada libro desta bibliotheca es parte de la vida de sus dueños. Non pida prestada vida ajena porque ansí se olvida la propia. Qve el diablo hace negocios con olvidadizos y el olvido es la negación de la amistad."
Amelche: me encantó! Pasa que antes los libros eran más caros. :P
"El que presta los libros, no està. Saliò a recuperar alguno".
Èse servirìa, tambièn.
Sí, en aquella época de la que habla el cartel que me compré eran más caros, se publicaban menos ediciones, así que era más difícil conseguirlos y, por tanto, si se los quedaba un amigo, era una gran pérdida. Depende de qué amigo, claro... igual no te importaba según el amigo que fuera.
Muy buena también la frase del Gaucho.
Gustóme, hace como un año y medio una amiga me habló de este blog, y ahora q recien me hago el mio, leo y digo: gracias x hacerme sonreir, muy bueno, me acordé de algunas teorías de mis machos amigos...la analogía con el laberinto del minotauro, jajaja, la casa de Asterión borgeana y la fatalidad masculina, ajaja, para mi se explicaba x la figura de una repisa donde los osos de peluche con tierra, tiernos y amorosos, son los q ocupan ese lugar, en el q nunca serán muñecos articulados...es de un determinismo metafisico...En fin, muy bueno...
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