Piel curtida

Un señor se compra zapatillas nuevas y después de dos semanas de ampollas, dolores, etc, ya las tiene amaestradas, entonces para molestar nomás vá y se pone el par de zapatillas gastadas que lo reciben como a un viejo pariente que te maltrata pero en el fondo lo hace por tu bien y además uno sabe a qué huela la casa, una mezcla de café molido, orín de gato y olor a persona vieja y a portafolio de cuero descarnado marrón con hebillas oxidadas.
Se las pone y las zapatillas lo llevan a dar una vuelta por el pasado, porque lo hacen sentir como ha estado siendo este último año. Es un año nomás porque el señor se compra zapatillas una vez al año y si ha sido un buen año justo cae en su cumpleaños y si ha sido un mal año se las tiene que comprar antes y eso no le gusta porque eso le agrega días de desgaste al próximo par de zapatillas con lo que se incrementan las posibilidades de que el año sea, en consecuencia, peor. Pero nunca es después porque el cumpleaños es la fecha límite y no hay zapatilla que pase la fecha de retiro involuntario.
En fin, que camina, no para atrás si no hacia atrás, y se siente tan bien que vá y rescata otro par de zapatillas y sigue yendo hacia atrás donde hubo un verano mejor, entonces vá y abre un baúl de la nonna escrito con letras blancas donce dice " SOCIETÀ ITALIANA DI TRANSPORTI MARITIMI RAGGIO & CO" y encuentra un montón de zapatillas y zapatos suyos y la prolongación que estuvo buscando como loco el mes pasado y se los va poniendo , los zapatos baratos de la juventud con los que buscaba trabajo y acudía a las fiestas, las zapatillas de lona embarradas, unos botines exhaustos, lo mejor de la tecnología deportiva de la década de los 80 del Siglo XX, descolorida, descocida, remontándolo a un pasado color pastel donde siempre era el mediodía de la alegría porque las sombras del dolor y la miseria apenas mordían el borde de las cosas.
Al final camina por el asfalto en una cortada que dá a un paso a nivel, las piedras entre los durmientes arden pero no se funden y los rieles ondulan como lombrices resecas por la dispersión de los rayos lumínicos al pasar por el aire caliente que es una lente sin forma.
Se descalaza y siente cómo el cemento, no el asfalto, porque los bloques estan separados por líneas de brea, le queman los callos. Entonces se dá cuenta de que se acaba de quedar atrapado en el tiempo porque se acaba de sacar las zapatillas y la única solución es ir a esa casa con el timbre ya viejo de baquelita marrón y esperar que salga esa señora con las manos mal secadas de espuma de detergente que abre la puerta y le pregunta y él decide entonces que no tiene sentido en insistir siempre sobre lo mismo, que la verdadera inmortalidad no consiste en haber muerto por haber vivido si no en nunca haber nacido y con voz exaltada pregunta sabiendo que esa mujer siempre la ha sabido dar lo que ha necesitado más que lo que ha querido, señora, no tiene unas zapatitos viejos de badana?

15 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Quien pudiera volver a tocar aquel Timbre de baquelita marròn!!

Y estar seguro que tu viejo, no solo sabìa todo, sino que podìa solucionar cualquier cosa.

Que el futuro era lo mismo que hoy, sin ningùn cambio.

Que los sàbados, te llevaban a la "Granja Royal".

Pero un buen dìa, aparecen treinta años atràs del sillòn.

En fin.

Anai Le dijo...

Ah, no; usted me está engañando... ¡esto es literatura en serio!

El Mostro dijo...

Que buen paseo al pasado, al baúl de los recuerdos. En mi caso, hubiese debido golpear las manos.

Saludos mostros.

El del 0.33% dijo...

Motonet,
Muy bueno. Siga así, pero cambiate los zapatos ¡eh!.

untipoexpertoencosas dijo...

muy buen texto, digno de un aplauso.
pensando e imaginando lo que cuenta pareciara pertenecer todo a un relato más extenso.
mis saludos

Luciano dijo...

Gaucho: es cierto, los demás parecían perfectos y los timbres duraban dos generaciones.
Saludos!

Anai Le: a veces me agarra algo que no sé que es y me salen cosas no tan malas.
Gracias!

Mstro: qué honor, qué bueno su blog.
Era un pasillo lo suyo?

El del 0.33%: Gracias pibe.
Si, pero las medias jamás!

Untipo: no, en realidad como le dje a AnaiLe, a veces me agarra algo y escribo cosas que son mejores que las otras según yo y por suerte a ustedes.
Eso es todo.
Saludos!

El Mostro dijo...

No, simplemente las casas no tenían tiembre.

Saludos.

Silvina dijo...

cuantos recuerdos!!! No se si es la crisis de los 30's que se estan yendo, pero la nostalgia ataca por los cuatro costados... y como crecimos en el mismo barrio, tus recuerdos son bien parecidos a los mios...

Anónimo dijo...

aca en el conurbano todavia la mayoria de las veces tenes que golpear las manos, uno se acuerda de las rejas, los portones y del perro que te chumba. Y me pasa tambien que recuerdo que antes tal o cual calle no estaba afaltada, eso es lo que mas me cambia el panorama y me trae recuerdos. Y tambien los inumerables baldios que se van edificando.

OPin dijo...

Mis zapatillas tampoco resisten más de un año. Mucha flora y fauna autóctona impiden que se preserven en el baúl de la abuela.
Muy buena historia maestro (péguele una segunda mirada que creo se deslizó algún tema de tipeo)
Un abrazo

amelche dijo...

Si es que, no hay nada como unas viejas zapatillas.

Luciano dijo...

Mostro: ah, qué suerte. Aunque ami me gustaba escuchar el timbre.

Silvina: hay algo de ficción también, eh :) Sí, pero la vía es la vía.
No tanta crisis, simplemente mirar para atrás.

Leandro: cierto, los baldios por edificios horribles.
Esos perritos chiquitos garroneros!

Opin: Sí, los errores de tipeo son un lujo asiático que me permito, una licencia artística, como una irregularidad en la pincelada.

Amelche: vistes.

El Gaucho Santillán dijo...

Este es el comentario nùmero 13!!!

El Gaucho Santillán dijo...

Y èste el 14.

Yo no creo en brujas, pero....

Luciano dijo...

Dejemosló en 15.