Leyendo un libro sobre la guerra de Malvinas me sorprendí al notar la cantidad de veces que el narrador británico mencionaba las paradas tácticas de su pelotón para preparar una infusión apurada que les devolviera el espíritu y la fuerza. No sé cómo la fuerza aerea argentina no se dedicó a hundir el barco que transportaba el té, hubiera sido un golpe mayúsculo a la moral de la tropa enemiga.
En fin, esto no es el Reino Hundido, pero la cosa es así, uno llega a las islas británicas pensando que estos a las cinco se toman un té con scones con el meñique levantado, tirando del piolín del saquito mientras comentan el clima cuando en realidad es que comentan el clima constantemente, no levantan el meñique ni tampoco, horror de horrores, los saquitos del té tienen piolín. Es cierto adermás que toman té a cualquier hora y en cualquier momento; se despiertan con té, almuerzan con té, se toman otro té a media tarde, otro a la tarde y a lo mejor hasta cenan con té.
Uno está acostumbrado a un té medio flojito, bastante transparente y perfumado. El té argentino es débil, es una porquería de sanatorio, es incapaz de levantarle el ánimo a un ánima. Y sin embargo a veces lo extraño, ese remojar de las Express en el té dorado y a lo mejor un cacho de dulce de membrillo...
En cambio el té de estos santos lugares es denso, fuerte, basta con que esté unos segundos en remojo para que largue toneladas de amargos taninos. Los nativos lo rebajan casi todos, casi siempre, con un chorrazo de leche fría. Tampoco lo dejan reposar mucho y los saquitos, como dije, no tienen piola, se tira en el fondo de la taza, se vuelca el agua bien hervida, se revuelve con una cuchara, se aprieta el saquito contra un borde y, según el nivel de limpieza o apuro del cebador, se deja cuchara y saquito en la piletita de la cocina o se dispone de ambos instrumentos como es debido.
Hay tres tipos de saquitos, los redondos, los rectangulares y los refinados tetraedros que se supone que son de marca fina y se infusionan mejor, al menos ese es el discurso del fabricante.
Por supuesto los irlandes cuando viajan al exterior se llevan su té y si no, lloran y le piden a la mamma una caja de su té preferido y hacen publicidades al respecto y si uno les ofrece té, según el proctocolon, se niegan tres veces antes de aceptar y uno tiene que decir "go on, go on, go on". Se pregunta si con leche y cuantas de azúcar, casi siempre sín, y se procede a hablar del clima, del fútbol, meten la gamba aclarando que saben que en Argentina se habla portugués y por cortesía arrebolada te dicen que tenés muy buen inglés.
5 comentarios:
Muy buena descripción de las costumbres del té. Y ya sabéis lo que hay que hacer la próxima vez: hundir el barco del té antes de nada. :-)
Hola Amelche: mi informe de inteligencia llega un poco tarde. Espero que no haga falta de nuevo! :)
"Earl`s Grey Tea".
Si me habràn encargado eso cuando una empresa me mandaba a UK seguido.
Lo probè una vez y es un asco con gusto a.......BERGAMOTA!!!
En serio. Bergamota.
Yo pienso que les atrofia el coco.
En cambio el "Malt", es otra cosa.
Un abrazo.
Gaucho: ah, sí, me olvidé de ese té. No es tan feo para variar un poco, pero sí, tiene gusto a bergamota.
Increíble cuanto se puede hablar de un simple acto como tomar un té aunque es obvio que allá no es tan simple
Publicar un comentario