Coleridge

1) La recurrente mención al efecto de llevarse una flor de un sueño y encontrarla sólidamente real en esta realidad debería tener un nombre propio, tal cual hacen los alemanes para nombrar ciertos estadios impropios del estado simpático humano, por ejemplo esa melancolía del niño los domingos por la tarde cuando hay fútbol, tango y sol. He olvidado el sustantivo en la abstrusa lengua de Godete pero existir, existe.
Podríamos llamarle "condensaflor" o "transusfloramiento". 
El caso es que cuando murió mi abuelo yo estaba acá, lejos. Fuí de los últimos en enterarme y la única llamada que pude hacer fué atendida por un extraño. Es como si yo también hubiera estado muerto y hubiera tenido la ilusión, tal vez dormido, de que llamaba a los vivos y que mi garganta no funcionara cuando intentara hablar.
Eso fué hace años. Esta mañana, en el sueño pre-despertar, que es el mas vívido e irracional y el que mejor recordamos, soñé la muerte de mi abuelo, que yo le hacía RCP y que cuando volvía podía escucharlo una vez más. La luz del atardecer entraba por una ventana de una casa familiarmente desconocida y él tomaba mate con mi madre. El color azul de sus ojos era de una claridad y brillo extraordinarios. Saqué mi camara, hice foco en el ojo más cercano e intenté capturar primero esa relámpago transparente y después las arrugas y ese amago de sonrisa. Se trabó el motor de la cámara, no se movió el lente, había polvo en el mecanismo, no pude hacer foco,se perdió el momento, me puse a limpiar la cámara, alguien criticó mi falta de cuidado para con los instrumentos, el aire se enrareció, se difuminaron los bordes de la escena, humo, pérdida de nitidad, miré su rostro por última vez mientras mi cerebro recobraba conciencia propia y adivinaba el truco del sueño y se fué.
No hay ni una foto en la cámara.

2) Guardamos los rasgos de mucha gente en nuestra cabeza, con mucho detalle. Ojalá se invente la máquina para extraer estas descripciones y hacer modelos 3D.