Orión.

Habitualmente a las 6:15 am salgo al patio para buscar la bicicleta guardada en la casilla del fondo y evalúo la condición metereológica en esos breves 30-45 segundos. Lo normal es que el cielo esté gris y que cierto tipo de una infinita variedad de precipitaciones se esté desarrollando en ese momento. La excepción es el buen tiempo.
Pero hoy por primera vez en meses estaba muy oscuro, era todavía de noche y la media Luna mordía una ola enorme de nubes negras que se le venían encima por el sur y Orión la soportaba con una mano, tachonando el tapiz negro del cielo con su furia de diamantes.
El resto disperso de estrellas huía en desbandada y de golpe me acordé que tenía que volver a transitar el suelo como un insignificante gusano sin firmamento.

0 comentarios: