E anche la tua mamma.



- Hola, bienvenidos a  otra entrega de "E anche la tua mamma", el micro de Onda Corta  Radio Barrio Azulejistas de Río Revuelto, provincia de Pampa y la Vía, paralelo 420 donde el indio todavía invierte en malones y hay más de una cautiva que no vuelve porque le gusta.
Quien les habla, Ricardo Pieddri, para servirles. Auspicia hoy y como todas las emisiones,vino patero en damajuana reciclada, Hongo Violeta, porque recuerden, el alcohol mata todo, más que la calor y además dá sabor.
En fin, hoy no tenemos invitados porque me pasaron el micro a las 3 de la mattina y encima me olvidé de cargar crédito en Skype, pero lo vamos a suplir con ese coraggio gringo guerrero que nos viene de la época de los romanos o antes, los colonos griegos que no los etruscos, a lo mejor un poco diluido desde la Pimer Gran Guerra, pero ya vamos a tener revancha, no es que me guste la guerra peeeeero... 
Y voy a leerles un informe muy mio que me toca en las profundo de mi ser itálico, cuore di alcachiofa. Porque este micro siempre parla della bella Italia en general pero hoy vamos a hablar en particular de mi propia estirpe, mi famiglia, la región de donde vienen mis antepasados, la regione Tramontina. Sí, por eso se llama así la casa de la Familia Tramontina en calle Strónzoli al 9800, por esa región casi desconocida de la gran Italia merdigiontrale rodeada de colinas y tres cinturones de alta montaña quasi inaccesibles aún para el pérfido Anibal, el number one de Cártago.
En realidad somos pocos, más o menos podríamos decir que solamente cuatro tramontinos lograron poner pie en Argentina mientras que dos se volvieron porque se quedaron dormidos en la bodega del barco, cuya suerte hasta el día de hoy se ignora, tanto de la embarcación como de sus ocupantes. Y de paso si alguien sabe algo del destino de aquella embarcación fantasma en la que partieran aquellos tramontinos desdichados, que nos lo haga saber a la radio, ya que uno de ellos tenía la llave del baúl del nonno,que todavía descansa en un rincón de la vieccha casa. El baúl.
Así que esa es la sencilla razón por la cual las cenas de los nonnos tramontinos eran bastante cortas, especialmente a la hora de los sorteos pero largas a la hora de la tómbola, aunque sencillas y fáciles de organizar. 
Ya no queda un nonno en pié, eso es sabido, pero su espíritu montañes se mantiene altivo en la cantidad bestial de haikus en dialecto vasco-etrusco-romanche y dos canciones sin letra que nos han legado en ritmo de 9/17 con retrueque de organillo zampoña de hueso emparentado con el viejo instrumento de la savoia meridional ya perdida de la galia misalpina. Algunos científicos ya podrán decir que nuestra lengua es indescifrable y que en realidad el silencio es nuestra foma hosca de comunicación por excelencia, eso y el coscorrón sempiterno al niño tramontino que aprende en las duras condiciones del altiplano el comportamiento adusto del cro-magnon, padre de todas las razas europeas. Pero qué saben elllos, los cientificos, eh? Qué saben de la tradición y del hombre, ese mono que si no estuviera vestido estaría desnudo, pero culto? Eh?
Tampoco es que tuvieramos mucho para decir, decía la mia nonna, si no hay cosas ya para nombrar y por la niebla no se ve un pito. Ella no decía pito, decía algo que nunca más quiero recordar. Tampoco tejía, decía que uno allá agarraba una oveja y se la ponía encima un rato, o dos, y la oveja servía para otra vez. Que el argentino está mal acostumbrado, que se agacha y recoge del suelo sin esfuerzo salvo el lumbago, que va y tiene zapatos de cuero de vaca y no usa el cuerno o el ojo. Gente práctica si las hay. Casi el cincuenta por ciento de las palabras derivan, según los linguistas, del vocablo piedra, aún la palabra cuchillo, aún la palabra amor, aún la palabra dinero, aún la palabra gnocchi.
Nunca la región ni sus habitantes gozaron de ningún prestigio entre la constelación de pueblos que conforman la gran Italia. Jamás pudimos salir de nuestra región para aportar nuestra grandeza a la intensa corriente de las cosas de la patria hasta que Garibaldi abriera el primer túnel que volviera a taparse tras ese gran terremoto o tal vez fuera un disparo de mortero alemán, quien lo sabe ya, los que quedaron atrás no pueden decírnoslo y los que se fueron eran seis, cuatro ya no están y de los otros dos nos sabemos niente.
A la fin, fine, se acaba el programa, cinco minutos son muy poca cosa y esto se paga de mi propio pecunio. Me despido hasta la próxima semana con un lágrima arrebolada en la junta del ojo con la córnea, anhelándoles a tutti vientos tramontinos de espírítu de trabajo, cooperación, sifón y pasta.
Hasta la prossima, amici, y que viva Italia!




6 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

"...haikus en dialecto vasco-etrusco-romanche.."

Creo que eso es causa de fusilamiento.

Pero se salvan porque inventaron los cuchillos.

Muy bueno, un abrazo.

Palabras como nubes dijo...

Jajajajajajaa, buenísimo!!! Estás seguro que fueron dos solos los tramontinos que lograron quedarse? Porque a juzgar por las características aquí descriptas fueron sólo dos proliferaron que mamma mia, "sono molto simili ai miei parenti", por lo menos a los más viejos.
Genial, che, me reí, me divertí.

J&R

Luciano dijo...

Gaucho:gracias, saludos a usted.

J&R: me alegro de que se hayan divertido.
Los tramontinos son muy especiales porque son poquitos.

Menta Ligera dijo...

Creo que un momento llore.. Lo de la oveja es sublime! Me hace acordar a una tia gallega que decia que ellos del cerdo no desperdiciaban ab-so-lu-ta-men-te nada, lo cual ya mete miedo sin necesidad de aclarar demasiado.
Elegiste bien la musica, falta una grande de muzzarela y estamos todos!

Luciano dijo...

Menta: si, se comen hasta los pelos de las orejas del cerdo!
Uy, pizza!

El Gaucho Santillán dijo...

Cierto. Yo vi que ponen la cabeza del chancho en la mesa y le meten cuchillo.

Es para salir corriendo.

Un abrazo.